viernes, 29 de febrero de 2008

El Filtrador


Por Eduardo Cantaro
Una frase célebre de César Luis Menotti rezaba que “si uno nace en Parque Patricios, será futbolista o boxeador”. Y fue precisamente ese el barrio que vio a nacer a Guillermo Stábile, cuando el año 1906 también empezaba a abrir los ojos. El 17 de enero, un niño que sería clave en la selección nacional, comenzaba a nutrirse del aire místico del barrio.
Sportivo Metán fue su primer equipo, cuando apenas tenía 10 años. En 1920 pasó a la cuarta de Huracán, donde debutaría en la primera división en el año 1923. Tenía 17 años y ya estaba en boca de todos. Y fue ante Boca que jugó su primer encuentro, en la final del campeonato, aunque no alcanzó a darle el título a Huracán.
Era un delantero rápido, con la capacidad de dominar el balón y eludir rivales con facilidad; de ahí su apodo, “El Filtrador”.
En 1925 se consagró campeón con Huracán, el club de su vida, en un torneo irregular en el que Boca tuvo la mención de Campeón honorífico. Huracán logró así su tercer título en primera división.
Ese año, Guillermo Stábile tenía 20 y recibía su primera convocatoria a la selección argentina, que disputaba el Sudamericano de 1926 en Chile. El Filtrador viajó como suplente de Gabino Sosa y no pudo ingresar.
En 1928 Huracán obtuvo su cuarto título y Stábile fue nuevamente el máximo artillero del equipo, convirtiendo 28 de los 73 goles del Globito. En la tabla general de goleadores terminó cuarto, detrás de Roberto Cherro, Manuel Seoane y Domingo Tarasconi.
Llegaba la primera Copa Mundial de la FIFA y sobraban los delanteros en la albiceleste, pero el goleador de Parque Patricios era convocado como suplente de “Nolo” Ferreira, el centrodelantero por excelencia. En teoría, por las amenazas de los orientales hacia los argentinos, Roberto Cherro sufrió una crisis nerviosa tras el partido ante Francia y para el segundo encuentro, Ferreira se ubicó en la izquierda del ataque (el que ocupaba Cherro) para que su lugar de centrodelantero fuera ocupado por el Filtrador.
Era la hora del debut en la selección, en un Mundial y ante México. Y tan sólo 8 minutos tardó Stábile en convertir el primer gol. Esa tarde, la del 19 de julio de 1930, convirtió 3. Luego le hizo 2 a Chile y 2 a Estados Unidos.
En la final, y con un clima enrarecido por las amenazas de muerte, el Filtrador puso en ventaja a Argentina a 5 minutos del final de la primera parte. En tan sólo 4 partidos convirtió 8 tantos. Su gol no fue suficiente para superar a los uruguayos en el Centenario, pero el promedio de Stábile fue más alto de un jugador que haya vestido la albiceleste.
Su último partido en Huracán lo disputó el 25 de octubre de 1930, ya que el goleador se llevó su don al Genoa de Italia, club en el que debutó convirtiéndole 3 goles al puntero del campeonato, Bologna. Luego fue al Nápoli y tuvo un breve paso por el Estrella Roja de Francia, para volver a la Argentina tras el inminente estallido de la Segunda Guerra Mundial.
En 1939 inició su carrera como director técnico en la selección, debutando con un triunfo por 1 a 0 ante Paraguay. En 1940 tomó el mando en la dirección técnica de Huracán, compartiéndolo con el de la selección y también dirigió a Racing Club obteniendo los títulos de 1949, 1950 y 1951.
Con Argentina ganó seis sudamericanos (1941, 45, 46, 47, 55 y el más recordado, el de 1957), y tuvo el promedio de efectividad más alto, con un 75% de puntos obtenidos.
Pero llegó la Copa Mundial de 1958 y tras la “catástrofe” futbolística, toda la culpa del fracaso cayó sobre sus espaldas. Las ofensas, las calumnias y las injurias llenaron de pena el alma y destrozaron el corazón del gran “Filtrador”, de quien nadie parecía recordar sus glorias futbolísticas.
Los dirigentes seguían confiando en él y en 1960 se encargó de dirigir a la selección en los Juegos Panamericanos consiguiendo el título, pero sendas derrotas con Brasil por la Copa Roca, lo alejaron definitivamente del mando del combinado nacional, tras 21 años y más de 120 partidos, en los que tuvo que elegir y seleccionar, entre otros, a las grandes figuras de los 40’s del fútbol argentino.
El 27 de diciembre de 1966, los 60 años de edad, Guillermo Stábile falleció en el olvido, aunque un diario italiano se encargó de poner el título “Ora il Filtrador e davvero leggenda” en su sección deportiva.

domingo, 17 de febrero de 2008

El otro Watson Hutton

Por Eduardo Cantaro

Arnoldo Watson Hutton era el hijo del fundador de lo que hoy es la AFA. En 1893, Alexander Watson Hutton fundaba la "Argentine Association Football League". Su hijo tenía 7 años y su mujer, Margarita Budge, fallecía presa de una violenta enfermedad.
Arnold Pencliff Watson Hutton nació el 20 de agosto de 1886, en Capital Federal. Era el hijo mayor del nombrado profesor del English High School y pasó su vida de estudiante en constantes viajes a Escocia e Inglaterra. Tenía dos hermanas menores (Edith y Mabel) y de chiquito nomás, se quedó sin mamá. Los viajes tal vez atenuaban su dolor.
A principios del siglo XX, en el año 1902, Arnoldo se sumó al equipo de los Brown, Alumni, el sucesor del English High School. Sus participaciones eran interrumpidas por sus constantes viajes a Europa. Pero en 1902, y sin haber cumplido los 16 años, el colorado Mack, pionero del fútbol argentino e integrante de los primeros combinados porteños que jugaron contra Montevideo, le dijo: "ponete estos botines, yo lo convenceré a tu padre para que te deje jugar".
Arnoldo era un jugador pensante y tenía una visión diferente del juego. Tanto que pronto se convirtió en el cerebro del ataque albirojo y luego de la selección.
En el año 1906 por fin vistió la camiseta de la selección, no por ser el hijo del importante dirigente, sino por su ductilidad en el juego. Podía jugar en cualquier posición de ataque y dirigir a sus compañeros.
Fue el 21 de octubre de 1906 que se puso la albiceleste, ante el clásico rival, Uruguay. Tenía 20 años recién cumplidos. Todo un hombre hecho y derecho para la época. Ese día Argentina formó con: Ricardo Coulthurst, Juan Domingo Brown, Jorge Gibson Brown, Carlos Dickinson, Carlos Buchanan, Patricio Barrow Browne, Gottlob Eduardo Weiss, Héctor Henman, Arnoldo Watson Hutton, Eliseo Brown, Wilfredo Stocks.
A los 26 minutos del primer tiempo Arnoldo convirtió el primer gol del partido, su primer gol en la selección. Argentina ganó por 2 a 1 y se quedó con la Copa Newton. Más de 5000 espectadores vieron su debut triunfal con la selección en el campo de la Sociedad Sportiva de Buenos Aires.
En 1911 Alumni desparece y Arnoldo quiere seguir jugando. Lo hace por dos años en Belgrano, pero la llama futbolística se iba apagando. Jugó su último partido en la selección el 9 de julio de 1913. Arnold (Arnoldo) estaba dejando el fútbol y a la vez dejaba una enseñanza para los delanteros de las nuevas generaciones.

viernes, 15 de febrero de 2008

Los Carasucias

Nota publicada en Algo de fútbol de allá
Por Eduardo Cantaro
Guillermo Stábile peinaba canas y se mantenían imborrables en su mente los recuerdos de aquella primera Copa Mundial disputada en Uruguay. Había sido el primer goleador de un Mundial y tenía mucha experiencia en la selección argentina. Más que por los ocho goles en cuatro partidos jugados, por los 18 años que llevaba dirigiendo al combinado argentino.
Las grandes figuras de la década del 40 (la llamada década dorada del fútbol argentino) fueron dirigidas por él en la “albiceleste”.
Se terminaba el cálido verano de 1957 y la mente de Stábile estaba puesta en el Sudamericano que debía afrontar en Lima. Don Guillermo tenía una base del seleccionado mezcla de los Panamericanos del 56 y el Sudamericano del mismo año. Pero el problema lo tenía con los históricos, las grandes estrellas que ya estaban perdiendo su brillo y estaban fuera de estado. Stábile pergeñaba un equipo nuevo, vistoso y diferente. Así se quedaron afuera Angel Labruna, Ernesto Grillo y Francisco Lombardo entre otros.

El público en general se mostraba indeferente con el seleccionado, que partió en marzo rumbo a la tierra del imperio incaico para disputar el torneo más viejo del mundo de selecciones.
Osvaldo Cruz era el jugador más experimentado de la delantera y estaba acompañado por 4 “pibes”: Oreste Corbatta, Humberto Maschio, Antonio Angelillo y Enrique Sívori. El más veterano era Maschio, que acababa de cumplir 24 años. El resto apenas llegaba a la mayoría absoluta de edad.
Del torneo participaron 7 selecciones (Bolivia y Paraguay no participaron y Venezuela debutaría 10 años más tarde). Se enfrentaron, como era usual en aquel entonces, con el sistema de todos contra todos.
El 13 de marzo llegó el momento del debut. El rival era Colombia, que pocos años antes había recibido una camada de jugadores argentinos en su liga. Los mejores.
Los colombianos estaban el proceso de “aprendizaje” e intentaban practicar buen fútbol. Pero el seleccionado dirigido por Stábile fue demasiado para ellos y el resultado del encuentro, lapidario: 8 a 2. La defensa argentina contaba con dos backs experimentados, Pedro Dellacha y Federico Vairo, mientras que el arco era defendido por Rogelio Domínguez. Parecía una barrera increbantable para los rivales.
Dos goles de Angelillo y uno de Sívori en el primer tiempo fueron suficientes para derrotar a Ecuador. El partido se disputó el 17 de marzo y sirvió para mostrar la confianza que había en el equipo y el grado de concentración con el que jugaban. Los “Carasucias” se divertían y divertían al público.
Los encuentros se disputaron en su totalida en el Estadio Nacional de Lima, siempre desbordantes de público.
Tres días más tarde del segundo partido llegaba el primer rival “duro” en el torneo. El clásico del Río de la Plata se trasladaba a Lima. Se habían enfrentado por última vez en un amistoso en noviembre del 56, empatando en 2 tantos. Ahora llegaba el momento de jugar por los puntos. Y fue ahí cuando Argentina se ganó la admiración al convertirle 4 goles a los siempre duros uruguayos, que estaban renovando su equipo y perdían la chance de ser nuevamente campeones, ya que habían ganado la Copa del 56.
Humberto Maschio convirtió 2 de los 4 goles y ya sumaba 6 en el torneo.
Ocho días tuvo que esperar Argentina para enfrentar a su siguiente rival, Chile. ¿Podría repetir las actuaciones tras la larga espera? La respuesta no tardó en llegar y Misael Escutti, el arquero trasandino fue a buscar el balón 6 veces adentro del arco. La eficacia albiceleste era temible. Llevaba 4 partidos jugados, 4 ganados, había convertido 21 goles y tenía 4 en contra.
El siguiente rival era Brasil. Cuando Argentina derrotó a Uruguay, los “canarinhos habían jugado 3 partidos y habían ganado los 3. Le hicieron 4 a Chile, 7 a Ecuador y 9 a Colombia. Jugadores temibles y experimentados conformaban el seleccionado brasileño: Didí, Evaristo, Zizinho, Pepe. Eran algunos de los nombres del ataque al que se sumaba un tal Garrincha, que solía reemplazar a alguno. Abajo Nilton y Djalma Santos. Pero en su cuarto encuentro cayeron ante los uruguayos, aquellos que con otros nombres habían teñido de tristeza aquella tarde de julio de 1950 en el Maracaná.
El otoñal abril se abría paso en la húmeda Lima y el partido esperado por todos que seguían el torneo daba comienzo. Brasil tenía que ganarle a la selección albiceleste para tener una chance de quedarse con el torneo porque luego de la derrota ante Uruguay habían superado a los locales por la mínima diferencia. Era el último partido de Brasil y los argentinos todavía debían enfrentarse con Perú.
El partido fue muy parejo desde el comienzo, con ataques por parte de los dos, y muestras de respeto mutuo. Pero Argentina abrió el marcador a través de Angelillo en la mitad de la primera etapa. Y siguió parejo hasta el final, hasta que Maschio y el veterano Cruz convirtieron sus goles en los últimos 3 minutos.
El mejor seleccionado alzaba la Copa América en el torneo de Lima y ya campeón, más relajado y menos concentrado, cayó derrotado ante Perú.
Cuando el equipo volvió a Buenos fue desmembrado. Stábile sufría sabiendo que sus “pichones” volaban a Europa a cambio de millones y en su mente ya no estaba el Sudamericano, sino la preocupación del Mundial del 58. Sabía que los irreverentes “Carasucias” no volverían a verstir su querida albicleste.